miércoles, 5 de agosto de 2015

El ciclo de la vida

Mon nos trajó mucha vida
No solo por su vida sino porque desde ese día los 30 de julio dejarían de ser teñidos de tristeza (o bien, la tristeza tendrá competencia)

Despertarme hoy con ganas de llorar y de ver, escuchar, abrazar a Bechu y que no este y que no va a estar es algo tan profundo que después de 13 años sigue sin tener explicación. Y lo más triste y frustrante es que tampoco lo va a tener.

Los recuerdos de ese día están tan frescos y tan vivos que cuestan dejarlos atrás. La tristeza manifestada por las lágrimas y llantos y la desesperación por encontrar brazos y abrazos que me sostengan son imposible dejar de lado. Solo podían ser aliviados por amigos que nos sostenían con su presencia, abrazos y silencios (no eran necesarias las palabras). La familia estaba pero en la misma; ninguno podía sostener a otro porque eran todas caras tristes e inundadas de lágrimas que no entendían qué había pasado.

Cuadro de Matu que tengo arriba de mi cama que
me transmite simpleza, alegría y mucha energía
Pero lo más lindo de la vida es que cada tanto la vida (por ponerle un nombre) te vuelve a dar una trompada de esas que son tan duras que tiene que pasar bastante tiempo para entender lo que paso; o simplemente asumirlas como que son tuyas.

Y así fue que el año pasado a 12 años de partida de Bechu nos vino a visitar Mon... uno petisos que si algo tiene de Bechu son esas ganas y esas potencia por vivir.

Y no siento que es un reemplazo, muy lejos de esos. Quienes conocimos a Bechu sabemos por un montón de cosas de cosas que es imposible imitarlo (Y quienes conocimos a Mon a en este año de vida sabemos que su ¨franelidad¨ es algo imposible de imitar, por ejemplo)

Pero hoy me animo a decir que sí aprendí algo nuevo de la vida; algo nueva de esta dinámica de vida y muerte, de perder y ganar, de entregar y recibir, de despedida y de bienvenida, de tristeza y alegría, de llorar y sonreír, de recordar y de vivir; de Bechu y Mon.

Y este misterio que esta presente en todo momento y esa experiencia de que estamos vivos a mi se me hace muy presente no solo los 30 de julio donde ahora me toca recordar la vida compartida con mi hermano Bechu sino que también le hago lugar a brinda y celebrar la nueva vida de Mon.

Y quienes conocimos a Bechu sabemos que él era 100% de disfrutar, festejar y celebrar la vida. Y que donde quiera que esté hoy debe estar saltando de alegría y felicidad por el cumple de Mon y que hoy hay una ocasión para que festejemos. Que hoy la despedida y la muerte se pueden hacer a un lado para que la celebración de vida sea la reina.

Por eso me gusta mucho el significado de recordar (como volver al corazón); Y ahí siento que me gusta recordar (volvamos a vivir desde y con el corazón) a Bechu por la vida y alegría que dejó impresa en cada uno de nosotros

Y hoy más que nunca se me hace muy presente la Vida sobre la Muerte


Cristianos,

ofrezcamos al Cordero pascual

nuestro sacrificio de alabanza.
El Cordero ha redimido a las ovejas:
Cristo, el inocente,
reconcilió a los pecadores con el Padre.



La muerte y la vida se enfrentaron

en un duelo admirable:
el Rey de la vida estuvo muerto,
y ahora vive.



Dinos, María Magdalena,

¿qué viste en el camino?
He visto el sepulcro del Cristo viviente
y la gloria del Señor resucitado.



He visto a los ángeles,

testigos del milagro,
he visto el sudario y las vestiduras.
Ha resucitado a Cristo, mi esperanza,
y precederá a los discípulos en Galilea.



Sabemos que Cristo resucitó realmente;

tú, Rey victorioso,
ten piedad de nosotros.



jueves, 18 de febrero de 2010

La puerta

Agranda la puerta, padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.

Si no agrandas la puerta,
achicame, por piedad.
Vuelve a la edad aquella,
en que vivir es soñar.

Miguel de Unamuno

La puerta responde

Te agrandaré la puerta, hijo,
así puedes pasar.
Ahora los grandes (con corazón de niños),
y a su pesar podrán pasar.

Por ahora para pasar,
no necesitarás achicarte.
Y así, a tu edad,
también podrás volver a soñar.

lunes, 15 de febrero de 2010

Más allá del camino

Giré mi cabeza y contemplé. Me quedé empalagado mirando hacia el punto que tanto llamaba mi atención. Quería despejar la mirada pero la chispeante luz centellaba mis ojos. Derramé consistentes lágrimas para evitar dormirme en la obligada visión. Di breves vistazos hasta que finalmente me congelé en la suave e intensa mirada.

Era una mirada abstracta, hasta se podría decir que era invisible pero a mi me atrapó, y lo único que quería hacer era dejar mi vista sólo en él. Mis oídos quedaron ensordecidos a pesar de que nada podía escuchar, por mas esfuerzo que realizara. Intenté acercarme un poco para poder tocarlo pero su consitencia no era ni sólida ni colora, así que tuve que conformarme con sentir su ardiente necesidad de no abandonarme por nada. Me puse contento cuando logré olfatear el penetrante y perfumado aroma a protección y paternidad que emanaba continuamente.

En vos se guardaban los mas lindos gestos, como una caja donde se conservan las piedras mas preciosas, pero me resultaba casi imposible comprender tanta perfección y belleza junta. No podía contenerme. Tenía ansias de conocer que era lo que se escondía detrás de todo ese espectáculo, que no parecía humano. Lo único que entendía era que me inspiraba ternura y algo más...

Porque todo esto me causaba alegría y temor me di cuenta que a quien estaba mirando era alguien eterno.


domingo, 14 de febrero de 2010

De la misa al asado

A mamá mucho no le gustaba que de vueltas en la moto de René, en realidad no se a qué le tenía menos confianza si a la moto o a René, con el tiempo me di cuenta de la respuesta.

El Padre Amador llevaba 47 años, 7 meses, 2 días y 5 horas atendiendo la capillita que está en Villa Adelina a 4 cuadras de la estación de tren. No podemos asegurarlo porque no hay documentos que lo demuestren, pero la capilla debe tener 3 veces la edad del cura. Es pelado, usa anteojos con vidrios muy gruesos, tiene panza grande, siempre esta vestido de negro, e gusta comer y tomar vino, y disfruta mucho de las siestas, que en verano las hace debajo de un sauce llorón que está al lado de los nuevos salones que dan a la calle San Martín. Amador casó a nuestros padres, bautizó a mis hermanos, nos dio la primera comunión, también nos confirmó, y espero que sea el sacerdote de mi casamiento.

Creo que solo una vez fui monaguillo y nunca más me llamó, tenía 8 años: volqué el vino en el altar, me reí mucho y hasta me dormí en el sermón que duró, como es habitual, unos 30 minutos, creo que ronqué. Lo más divertido fue la campanita, nunca sonó porque me quedé con la manija en la mano.

Vivía la misa como una pesadilla, quería dejar de ver la cara de Amador y transportarme para ver la cara de René y el paseo en moto que me esperaba. El cura hablaba mucho, era terriblemente aburrido, en la misa eran todos viejos, cantaban canciones viejas y que daban ganas de llorar. Una vez para no soportar a las abuelitas desafinadas cantando esas melodías que no coordinaban ni la letra, me lleve mi walkman y lo prendía al momento de los cantos. Ni me acuerdo que escuchaba, pero era feliz.

La misa de 11.30 era la principal del domingo por eso es Amador aprovechaba para dar esos mensajes inquisidores y moralistas que llevaron a que muchos cristianos dejen la religión. El mejor momento era cuando nos dábamos la paz y por dos razones era mi mejor momento. Una porque faltaba poco para que termine el sufrimiento e irnos a tomar el tren para ir a Bella Vista a comer el asado de todos los domingos. Y segundo, porque aprovechaba para sentarme cerca de una chica que me gustaba y era mi oportunidad para darle un beso.

La chica se llamaba Florencia y yo sabía perfectamente donde vivía.

sábado, 9 de febrero de 2008

El gusto por los vinos y otras bebidas

Bodega Catena Zapata












Mis escritos literarios

NUESTRO DESTINO, DESCUBRIRNOS HOMBRES
En el espejo de esta noche
Alcanzo mi insospechable rostro eterno

Mucho ruido. Paz, tranquilidad.
Él no entendía para que estaba en ese comedor, lejos.
La noticia, mala, se consumió cuando le expresaron el nombre de la víctima.

Se lo llevaron.
Es otro sin él desde entonces.

Entendía la soledad, la tristeza de la ausencia. El llanto desconsolado, la angustia incurable.
Comprender que ese dolor lo unía a muchos otros rostros de sufrimiento. Algo se acercó a la humanidad, algo la abracé, algo me conmovió.
No estaba solo, pero ese dolor no se lo sacaba nadie.

Se descubrió más hombre.

Fanático del fútbol